Gloria Marzo

Mi nombre es Gloria Marzo, trabajo en elements digital  y desde que tengo uso de razón no he hecho nada útil, salvo leer. Si tuviera que apilar todos los libros que he leído durante los años que llevo en el planeta, posiblemente llegaríamos a la primera estrella de la galaxia más lejana.

Ha habido de todo: Literatura de grandes genios, mala literatura y hasta he tenido temporadas de devorar cientos de libros sobre pensamiento político, filosofía y Historia de la Humanidad… aunque tengo que afirmar que nada de esto me ha hecho ni más interesante ni más sabia que la media de los terrícolas. Hay veces que incluso podría afirmar que me he convertido en el ser más vulgar que conozco. Pero bueno… nadie es perfecto.

La literatura me ha alejado de una existencia pausada y fecunda y me ha lanzado de cabeza a querer vivir con el vértigo de un desahuciado, lo que se ha traducido en escapar del hogar familiar mucho antes de lo recomendado y dar varias vueltas por el Planeta para acabar viviendo exactamente en la misma ciudad de partida (original, eh?).

Filtro todo lo que me ocurre a través del arte de la escritura. Así que cuando me planteé escribir un blog, deseché de inmediato la idea de escribir opinión o una bitácora parecida a uno de esos diarios de vida que uno comienza en la adolescencia y que tan solo sirven para hacernos sonrojar años después.

Este pretende ser un blog de literatura. Pero aquellos que buscan profundas reflexiones sobre las nuevas corrientes de escritores, o análisis críticos basados en filosofía semántica, lo siento pero éste probablemente no sea vuestro sitio. Porque aquí; en esta declaración de intenciones, afirmo que NO me creo nada de la sesuda crítica literaria y por lo tanto pretendo alejarme de la lucidez que caracteriza a aquellos que tienen la suerte de poder decidir que es bueno o malo.

«Tú no tienes la responsabilidad de vivir como otros piensen o a la altura de lo que esperan que debas lograr. No tengo la responsabilidad de ser como ellos esperen que yo sea. Ese es su error, no mi fracaso».
-Richard Feynman